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Esto es cuestión de garbanzos, que con amor no se come, y el que no come no vive aunque ame por cien, Dolores. Virtud, es palabra vana, pasión, es cosa de zotes, amistad, menos que nada, menos que cero ilusiones. Así pues: por esta senda que ambos cruzamos, Dolores, todo lo que hermoso miras tiene su perfil deforme. Me dijiste cierto día mejor dicho, cierta noche que a tu esperanza perdida dedicara unos renglones. Silenciosos gondoleros con antifaces de seda, envueltos en sus tabardos 15 desde los asientos reman, y aunque a expiar el misterio sale la Luna indiscreta, en capas y cortinajes sus tibios rayos se estrellan. Es la hora en que a la orgía, sobre las aguas serenas del Tíber, en leves góndolas 35 las cortesanas se aprestan. En él una barcarola entona la batelera, que en los brazos de su esposo 65 torna alegre de la pesca. Copiando el cuadro asqueroso de las bacantes de Grecia, va entre un grupo licencioso 85 la cortesana Lucrecia.

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